En medio del mal olor y los escombros, los llamados “buzos” han invadido las inmediaciones de lo que era Casa Toledo y otras edificaciones aledañas con el fin de recolectar metales y venderlos, mientras que los afectados por la explosión denuncian que no han recibido ayudas del Gobierno.
La mañana de este domingo un equipo trabajaba en la demolición del lugar, sin embargo, los moradores indicaron que los trabajos fueron pausados por la avería de la maquinaría.
La situación fue aprovechada por niños, adolescentes y adultos que ponen su vida en riesgo para recolectar varillas y otros metales los cuales venden para “buscarse el peso”. José Raymundo Rivera, uno de los recolectores que se encuentran en la zona cero de la explosión dijo a reporteros de Listín Diario que “eso lo hacemos nosotros para buscarnos el peso. Aquí vienen camioneros y otros muchachos a ver qué consiguen”.